Mensajes de Jesús Buen Pastor a Enoc, Colombia
viernes, 5 de septiembre de 2014
La Llamada Urgente de Jesús, el Buen Pastor para la Humanidad.
Polvo a la Tierra y Espíritu a Dios, que lo dio (Eclesiastés 12,7)

Mi paz sea con vosotros, rebaño mío.
Hijo mío, hoy quiero hablarte de nuevo de la cremación de los cuerpos para que transmitas este mensaje a esta humanidad de dura cerviz, que se niega a cumplir mi Palabra y rechaza escuchar mi voz.
Una vez más os digo que la cremación de los cuerpos es una práctica pagana y va en contra de la Voluntad Divina. Os pregunto, ¿a quién obedecéis a Dios o a los hombres? En verdad os digo que toda alma que en vida decida incinerar su cuerpo al morir, esa alma será juzgada en la eternidad según mi palabra; y, según haya sido su intención, así será también su estancia en el purgatorio. Si el alma en vida rechazó que el cuerpo fuera incinerado y después de muerto, alguno de sus deudos da orden de incinerarlo, éste será culpable y deberá expiarlo, para que cuando llegue a la eternidad no dure en el purgatorio hasta el juicio final.
Te lo recuerdo una vez más Polvo a la tierra y espíritu a Dios, que lo dio. (Eclesiástico 12,7) los muertos deben ser enterrados, no incinerados, se les debe dar cristiana sepultura y antes de ella deben recibir los actos litúrgicos característicos de todos los cristianos.
Digo esto, porque muchos están siendo incinerados sin ningún acto funerario, y esto va en contra de mi Palabra que está escrita: "Hija mía, deja caer tus lágrimas por los muertos, y como quien siente un gran dolor comienza el lamento. Dispón el cadáver con la debida ceremonia, y no descuides el entierro". (Eclesiástico o Eclesiástico 38, 16-19)
Hijos míos, Yo, vuestro Dios, necesito vuestra identidad corporal hasta el juicio final; esto significa que los cuerpos no deben ser incinerados porque en el día del juicio final reviviré los huesos secos y les daré vida de nuevo para juzgaros en toda vuestra integridad. Leed Ezequiel 37, 1-10 que habla de los huesos secos para que comprendáis mejor lo que digo, y no continuéis en vuestra detestable práctica de incinerar los cuerpos, porque va contra la Voluntad de Dios y recibiréis el castigo como hice con Moab, que quemó los huesos del rey Edom hasta convertirlos en cal. (Amós 2, 1-13)
Ni la carne ni la sangre entrarán en el reino de Dios, pero cuando llegue el juicio final los huesos secos tendrán carne, músculos y volverán a ser seres humanos que debían ser juzgados en toda vuestra condición humana y espiritual. Que quede claro lo que digo para que mañana no os lamentéis. Durante vuestro paso por la eternidad tendréis mejor comprensión de todo esto y si no empezáis a reparar desde ahora la detestable práctica de incinerar cuerpos, vais a sentir el fuego abrasador con el que son purificadas todas aquellas almas que desobedecieron mi Palabra eligiendo la incineración. Todas ellas serán juzgadas más severamente que aquellas otras que no tuvieron conocimiento. Nadie será exonerado de culpa.
Acoged mis palabras y ponedlas en práctica, y no sigáis pasando por el fuego a vuestros familiares. Mi paz os dejo, mi paz os doy. Arrepentíos y convertíos porque el Reino de Dios está cerca.
Tu Maestro: Jesús, el Buen Pastor de todos los tiempos.
Da a conocer este mensaje a todos los confines de la tierra.
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