Queridos hijos, hoy una vez más los llamo a una conversión sincera y auténtica. Queridos hijos, ¡busquen al Señor de verdad! Quiero que estén unidos a mí en oración humilde, en intercesión constante por el mundo, tan envuelto en pecado.
Continúen, hijos míos, rezando y pidiendo perdón por el mundo! Oren el Rosario, queridos hijos míos, y déjense guiar por Mí, con verdadero AMOR y verdadera Humildad.
Sigan rezando el Santo Rosario y entréguense a Mí. (pausa) Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".