Lunes, 14 de abril de 2014
Jesús dijo "Pueblo mío, éste es el comienzo de la Semana Santa, en la que conmemoráis Mi muerte y Resurrección. El Evangelio habla de la casa de Lázaro que visité, y hay una escena conmovedora cuando María lavó Mis pies con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Luego ungió Mis pies con un costoso aceite de nardo que, según dije, era en previsión de Mi entierro. Los dirigentes judíos tramaban matarme a Mí y a Lázaro por Mi milagro de resucitarlo de entre los muertos. Había dicho a María y a Marta que Yo soy la «Resurrección y la Vida», y que todos los que crean en Mí tendrán vida eterna. Mientras asistís a los servicios de esta semana, bebed del amor que os tengo a todos, de que Yo entregaría Mi vida para que todos pudierais liberaros de las ataduras de vuestros pecados".
Jesús dijo: "Pueblo mío, el recuerdo de Mi muerte en la cruz no es una derrota, sino que es Mi sacrificio que salvó a toda la humanidad que Me acepta. Este servicio del Viernes Santo es muy sombrío y triste cuando se apagan las luces de las velas para simbolizar Mi muerte. Muchas cosas buenas requieren sufrimiento y trabajo duro para conseguirlas, pero en la salvación, Yo soy el único que sufre. Soy el único Cordero inmaculado digno de ser sacrificado para obtener tu salvación. Dadme gloria y alabanza por Mi regalo de salvación que celebraréis el Domingo de Resurrección. Ven a los oficios de Semana Santa para saborear cómo sufrí".