jueves, 29 de mayo de 2014

La Urgente Llamada de María Santificadora a las Familias.

Hijitos, que Vivís en Uniones Libres o Adúlteras, Dejad de Pecar y de Ofender a Dios. si Estáis en Unión de Hecho Casaros, y si Estáis en Adulterio Separaros, Para Que Vosotros y Vuestras Familias No Os Perdáis en el Paso de la Justicia Divina.

¡Que la paz de Dios esté con vosotros y permanezca siempre!

Hijitos, en este tiempo dedicado a las familias, quiero que toméis conciencia de tal don que Dios os ha dado para que podáis tener un hogar y una familia, que ha de ser una imitación del Hogar de Nazaret. Padres volved vuestros ojos al cielo y prestad más atención a vuestra prole y a vuestro hogar; estos tiempos que estáis viviendo son difíciles para educar a vuestros hijos, pero si creéis en Dios y consagráis vuestras familias a nuestros Dos Corazones, nadie se perderá.

Hago un llamamiento a las familias sin distinción de credos, raza o religión, porque los días de escasez y aridez espiritual se acercan. Poned vuestra confianza en el Dios único y verdadero, Uno y Trino, para que la Divina Providencia sea alimento para vuestro cuerpo y luz para vuestra alma. Quiero como Madre de la humanidad pediros, hijitos míos, que consagréis vuestras familias y hogares a nuestros Dos Corazones, porque mi adversario en el último tiempo de su reinado atacará con más fuerza el núcleo familiar, y pondrá a padres contra hijos e hijos contra padres. Busca así destruir los hogares para poder robar las almas de las familias.

Es urgente que hagáis esta consagración antes de que llegue la noche con sus tinieblas, para que vuestros hogares y vuestras familias se mantengan firmes ante los ataques que recibiréis de mi adversario y de sus fuerzas del mal. El ejército de mi adversario tiene como objetivo la destrucción de las familias; por eso, hijitos míos, el cielo os pide esta consagración, para que no se pierdan los hogares y las familias que han recibido la bendición del Santo Sacramento del Matrimonio.

Hijitos, los que vivís en unión libre o adúltera, dejad de pecar y de ofender a Dios. Si estáis en unión libre casaos, y si estáis en adulterio separaos, ¡para que vosotros y vuestras familias no os perdáis en el paso de la Justicia Divina! Hijitos, estos pecados llevan a la condenación, y marcan a vuestros hijos con una maldición que va generación tras generación; recordad lo que dice la Santa Palabra de Dios: «Castigaré a los hijos por la iniquidad de los padres, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me rechazan, pero mostrando amor firme hasta la milésima generación de los que me aman y guardan mis mandamientos» (Éxodo 20, 5-6).

Recapacitad hijitos, que vivís separados de la bendición de Dios, ved que vuestras almas corren peligro de condenación; no sigáis manchando los preceptos de mi Padre para que no os lamentéis mañana.

Tu Madre: María Santificadora. Alto de Guarne (Ant.)

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