Oh Santa Pastora de las almas de Dios, escúchanos.
Madre Benigna, haz que Tu Gracia brille sobre nosotros, Tus devotos, servidores y reparadores, consoladores de almas.
Oh Gloriosa Pastora, Guía Invencible del Pequeño Remanente, haznos amar como Tú y Tu Hijo Jesús aman.
Haznos perdonar en Su Nombre para volar alto sobre la oscuridad de nuestros errores y pecados.
Tú sabes que somos frágiles y tentados, solitarios y exasperados.
Alivia con Tu Amor de Madre nuestro dolor, y lava con Tu Bendición nuestra iniquidad.
Haznos sabios en el Amor de Dios.
Condúcenos al Triunfo Inmaculado.
Recupera con Tu Hijo a la oveja perdida y llévala de nuevo al Santo redil.
Ten piedad de Nosotros, de nuestras fragilidades, caídas, pérdidas, de nuestra poca fe y de nuestro poco empeño en seguirte y obedecerte.
Madre Pastora Nuestra, conduce Tu rebaño hacia Jesús Buen Maestro Misericordioso y Santo, Nuestro Esposo.
Guía, protege, bendice, preserva, defiende a la Verdadera Iglesia de Dios de los asaltos infernales de Lucifer, que anima a la falsa iglesia y quiere perder nuestras almas.
Alivia y cura todas nuestras heridas por amor a Jesús, Tu Divino Hijo, Crucificado, coronado de espinas, azotado en la columna, atravesado por los clavos, humillado y muerto por nosotros, pecadores.
Escúchanos, Madre Divina, y cúbrenos con Tu Manto de estrellas.
Amén.
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