Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

domingo, 9 de febrero de 2014

Quinto Domingo Después De La Publicación.

El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la capilla de la Casa de la Gloria en Mellatz a través de Su instrumento e hija Ana.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. El altar del sacrificio y también el altar de María estaban bañados por una luz resplandeciente. Las bandadas de ángeles entraron y salieron en esta capilla de la Casa de la Gloria de Mellatz.

El Padre Celestial hablará hoy: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora en este momento a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está totalmente en Mi Voluntad y repite sólo palabras que vienen de Mí.

Mis amados seguidores, Mis amados peregrinos de cerca y de lejos y Mi amado pequeño rebaño, hoy habéis celebrado el 5º Domingo después de la aparición en el altar del sacrificio. Yo, el Padre Celestial, os daré algunas instrucciones.

Si os habéis hecho daño unos a otros, perdonaos y aprovechad el Santo Sacramento de la Penitencia, porque este Sacramento de la Penitencia no está sólo para perdonar los propios pecados, sino para que las corrientes de gracia que brotan de este Sacramento vayan mucho más allá de ellos, para que puedan ser tocados los que necesitan este Sacramento de la Penitencia porque están en pecado grave.

Hoy quiero daros las gracias porque habéis rezado especialmente por este Santo Padre fallecido en los últimos días. Yo, el Padre Celestial, quiero volver a poner su alma bajo mi hechizo. Está perdida para Mí porque yace en graves pecados, en graves sacrilegios. Me ha insultado hasta el extremo. Era mi deseo y mi plan que renunciara a este oficio pastoral y huyera además. Ya ha renunciado al cargo, pero no según Mi voluntad y deseo, sino según la voluntad de los masones. Ellos lo quisieron así porque ya habían elegido a un nuevo candidato. Los cardenales no eligieron al nuevo Papa, sino que les tocó el turno a los masones. Este Francisco es el falso profeta. Y como veis, mis amados seguidores, todos vosotros peregrinos de cerca y de lejos y mis creyentes, la gran fe de la Iglesia católica retrocede con él cada vez más. Proclama cada vez más la fe errónea y la incredulidad y no se deja influir para vivir y proclamar la verdadera fe católica. Hasta el día de hoy, no está dispuesto a salir de su creencia errónea y difundir la verdadera fe católica. No, él es el falso profeta y sigue siéndolo.

Especialmente tú, hijita mía, has expiado recientemente mucho por este falso profeta, porque Yo, el Padre Celestial, ya no puedo soportar esta creencia errónea. He levantado la mano de la ira durante mucho tiempo y quiero dejar que se hunda, pero sigo prestando atención a tu expiación y a tu oración. Qué difícil me resulta, Padre celestial, dejar que este falso profeta se hunda para siempre en el abismo eterno. Tú lo sabes. Soy el Padre Celestial amoroso, que no quiere dejar que nadie se hunda en el abismo, sino que desea salvar a todas las almas mediante tu oración y expiación. Con ello podéis conseguir mucho conmigo. Pero cuando este falso profeta no está dispuesto a confesar su propia culpa ante mí, entonces no puedo salvarle porque su voluntad se opone a mi voluntad y a mi plan.

¿Qué hay de Mi Benedetto? ¿Ha expresado ya su deseo de huir? No, hasta ahora se siente cómodo en el Vaticano. Y Yo, el Padre Celestial, debo sufrir, y la Trinidad yace sumida en un gran dolor. Tú, hijita mía, también seguirás expiando por él, porque la incredulidad y el descreimiento siguen presentes en su corazón. Todavía se une al falso profeta. Aún no ha cumplido mi deseo y voluntad y todavía no está dispuesto a abstenerse de esta creencia errónea.

Qué difícil me resulta poner al Vaticano en ruinas. Allí no sólo ha entrado la creencia errónea, sino la inmoralidad en grado sumo. Todo se tolera y ya no es pecado. Se puede hacer lo que se quiera. Se puede insultar de tal modo al bien supremo, perseguir a los mensajeros y odiarlos además. Esto es un pecado grave porque los mensajeros no hablan por sí mismos, sino por la fe que les imparto. Tú mismo sigues siendo una nada. Esta verdad que proclaman son las palabras del cielo y no pueden suprimirlas. Deben pronunciarlas porque son los instrumentos del cielo, y lo hacen tanto si conviene como si no. Quieren fortalecer el Evangelio. Todo lo que contienen sus mensajes está totalmente de acuerdo con el evangelio. Buscad en la Biblia, porque habéis olvidado que existe una Biblia, de lo contrario sabríais exactamente que no podéis perseguir a mis mensajeros, que no podéis odiarlos, porque de lo contrario las palabras del cielo se pierden, porque estas palabras las hablo por vosotros, mis amados hijos de los sacerdotes, para que os arrepintáis. Las palabras del cielo son un complemento de la Biblia. Nada nuevo y nada contrario hablan mis mensajeros. Todo corresponde a las palabras de la Biblia. Permanecen pequeños y humildes. Practican la humildad en grado sumo.

Mi madre la tomó bajo su protección. Los protegerá y también los formará, porque seguirán siendo humanos imperfectos. Pero están dispuestos a trabajar en sí mismos, a pasarse por alto para poner al otro en primer lugar, para ayudarle y asistirle. Para eso están ahí y no para realizarse, como se dice que son. No, son Mis mensajeros que he elegido para salvar al mundo entero. Expían y expían y están inmersos en la oración, a menudo también en la contemplación. Aman a la Trinidad. Aman los Diez Mandamientos y aman sobre todo el Santísimo Sacramento del Altar. Me adoran y desean que muchas personas acudan a la Adoración del Santísimo Sacramento, y sobre todo que celebren la Santa Fiesta Sacrificial, no la comunión de las comidas.

Yo, Jesucristo, no puedo estar presente en la comunión de las comidas, porque no hay ni puede haber transformación. Cuando te pones en el altar del pueblo y adoras al pueblo, a Mis amados y no a Mí, Jesucristo en la Trinidad, no puedes exigir que Yo pueda y quiera transformarme a través del Hijo del Sacerdote. ¡No! Estos sacerdotes están perdidos para Mí. Viven en el mundo y con el mundo. Tienen toda clase de pecados, y no están dispuestos a recibir el Santo Sacramento de la Penitencia de verdad, a confesar su culpa y a confesarse. No, siguen viviendo en pecado, y dicen: «Este pecado no es pecado porque lo cometen todos y con nosotros no hay pecado». Ya nos hemos separado del Santísimo Sacramento del Altar. Ya ni siquiera tenemos que arrodillarnos, porque esto no existe". Para ellos, Jesucristo es sólo un símbolo y nada más. Así lo dice este nuevo Papa, el falso profeta que persiste en la herejía y es un anticristo. ¿Queréis seguir a este anticristo o queréis seguir a Mi Hijo Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar? ¡A Él adoraréis!

Si la Santa Fiesta Sacrificial no se celebra en la plena verdad, no es válida, Mi amada Hermandad de Pío.

Tampoco puede ser válida la comunión de la comida en el modernismo, porque Yo, Jesucristo en la Trinidad, instituí el Santo Sacrificio de la Misa, sólo éste, Santo Sacramento de la Sagrada Eucaristía, y eso el Jueves Santo. ¿Se celebra esto? No. Se desprecia. Se pone a un lado. Se pide a la gente que venga y participe en la comunión de la comida. ¿La comunidad de molineros puede darles algo? ¡No! El domingo está profanado para ellos. Sólo mediante la Santa Fiesta del Sacrificio puedes celebrar este domingo en santidad. De lo contrario, la fe retrocede cada vez más y la apostasía crece y va cuesta abajo cada vez más.

Salid de estas iglesias. Id a vuestras casas, porque tenéis la oportunidad de celebrar una Santa Fiesta Sacrificial válida según el Dvd. No en vano los mandé hacer, porque en estas iglesias Mi amado Hijo Jesucristo ya no está presente en los sagrarios. Existe el maligno. A quien adora: Al malo. ¿No queréis huir de una vez porque muchos de mis elegidos ya están expiando por vosotros? Yo, el Padre Celestial, quiero salvar vuestras almas de la perdición eterna.

¡Os quiero a todos! Mi Madre Celestial espera vuestro arrepentimiento, pues reza diariamente en Mi trono por vosotros. Por eso os bendigo hoy, porque os amo y quiero deciros que apartaré la cizaña del trigo. Esta cizaña son los que pertenecen al enemigo, Satanás. Os amo a todos y quiero recordaros que aún estáis en el engaño.

Mis amados hijos de los sacerdotes, ¡volved atrás! ¡Volved! Aún estáis a tiempo, porque ha llegado el último momento en que podéis asir esta paja. El Dios Trino, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo os bendice. Amén.

Alabado y bendito sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar sin fin. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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